Para contrarrestar el declive de los anfibios e impulsar la biodiversidad en la región, Goodman financió el proyecto del sapo de espuelas de la Sociedad Catalana de Herpetología
Los sapos de espuelas miden unos 10 cm de largo y a menudo se les encuentra excavando, pasando gran parte de su tiempo en el suelo. Para facilitar la excavación, necesitan zonas abiertas y estanques con suelos adecuados donde depositar sus huevos. Sin embargo, como los espacios abiertos son cada vez más escasos, especialmente en la región de Barcelona, el sapo de espuelas tiene dificultades para reproducirse.
Se instalaron diecisiete estanques cerca de la planta de Goodman en Molins de Rei para proporcionar las condiciones perfectas para la cría de los anfibios. La calidad del agua, así como la vegetación, se analizaron cuidadosamente antes de introducir los animales. Los estanques recién creados se poblaron con la recogida y liberación de renacuajos y larvas procedentes de estanques de mala calidad de toda Cataluña. Antes de ser liberados en su nuevo hábitat, fueron sometidos a una exhaustiva investigación veterinaria y epidemiológica y puestos en cuarentena. Además, también se examinaron todos los estanques existentes en Les Llicorelles y se realizaron una serie de mejoras para mejorar el hábitat.
Para proteger los sapos de la zona e impulsar la biodiversidad del área de Barcelona, la Sociedad Catalana de Herpetología inició una campaña de información, señalando el valor de las charcas y la necesidad de respetarlas. Las poblaciones de anfibios, en general, son probablemente los animales más amenazados del planeta, con al menos un tercio de las especies actualmente en peligro de extinción. Este proyecto ha conseguido liberar 2.500 ejemplares.
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